Las bases de ritmos, también conocidas como grooves o patrones rítmicos, son secuencias de sonidos y silencios que forman la estructura básica de una pieza musical. Estas bases establecen el pulso y la sensación rítmica de una canción, proporcionando una estructura sobre la cual los demás elementos musicales se desarrollan.
Las bases de ritmos pueden ser interpretadas por diferentes instrumentos o combinaciones de instrumentos, como la batería, el bajo, las percusiones, la guitarra, el piano, entre otros. Cada instrumento contribuye con su propio patrón rítmico, creando capas de ritmo y textura en la música.
Estos patrones rítmicos se componen de la colocación y duración de los sonidos, así como de los acentos y sincopas que se les aplican. La forma en que se combinan los sonidos y los silencios crea diferentes grooves, que pueden ser simples o complejos, dependiendo del estilo musical y la intención del compositor.
Las bases de ritmos pueden variar ampliamente según el género musical. Por ejemplo, en el jazz se pueden encontrar bases de ritmos sincopadas y complejas, mientras que en el rock se utilizan bases de ritmos más directas y enérgicas. En la música latina, como la salsa o el merengue, las bases de ritmos son generalmente rítmicamente complejas y con una fuerte presencia de percusiones.